domingo, 11 de octubre de 2015

Nada te Impide Disfrutar de la Música, Aunque Sea una Melodía Triste y Decadente


Nuestro punto más débil, nuestra falla estructural, es la influencia que nos ejerce nuestro propio temor. El miedo nace del desconocimiento, de la falta de suficiente información como para saciar nuestra necesidad de seguridad.


Si alguien te anima  a introducir tu mano en una caja sin que sepas que contiene, a continuación imaginarás toda clase de alimañas en su interior, a pesar de poseer el 50% de probabilidades de que no contenga nada más que aire. Y es estúpido sentirse perseguido por un enemigo invisible.


Disponemos en nuestra defensa del hecho de que la fragilidad del destino puede engrandecer o pulverizar nuestras esperanzas. El azar logra que el resultado final de tu lucha no dependa totalmente de ti. Por muy preparado que creas estar, has de contemplar la posibilidad de acabar mordiendo el polvo.


No es plato de buen gusto para nadie aceptar que la vida es un juego, que el futuro que sonrientemente ansiábamos de infantes puede finalizar en una mueca exagerada. Casi tanto como aceptar nuestra propia mortalidad… ¿dije casi, verdad?


El líder de nuestros miedos es nuestro fallecimiento. Se nos hace tan doloroso porque intuimos subjetivamente que nuestro Universo Propio, junto con nuestros razonamientos y los acontecimientos de nuestra historia, se diluirá entre el Cosmos. 


Sospechamos que, si así ocurre, será una inmensa tragedia, ya que nuestra visión microscópica del asunto nos hace concebir nuestra destrucción como un hecho perjudicial para el resto. Tan cierto como que con una visión macroscópica nuestro paso por la existencia tiene escasa relevancia.


Cuando formulamos una idea prescindimos parcialmente de la realidad global, habita en nuestro plano físico bajo sus propias reglas, y traspasar el umbral psíquico cumpliendo las expectativas no se ve a menudo.


Abstraerte hasta tal punto que tu lógica admita que nunca serás el Rey de tu Universo hernia el cerebro a cualquiera, pero es más productivo agonizar por tus pensamientos que malvivir sin enfrentarte a tus debilidades. Cuanto más consciente eres del funcionamiento de tu entorno, más rentabilidad sacas a tus esfuerzos, aunque sigan siendo un factor condicionado. 


Todo lo que disponemos ante el Mundo para reafirmarnos es nuestra actitud, ya que sólo ésta desvela la esencia de nuestro compromiso, al reflejar lo que realmente somos. Es lo único que depende totalmente de nosotros.


Salir victorioso y satisfecho ha de ser tu propósito, aunque todo acabe en un cruel desenlace.


Nada te impide disfrutar de la Música, aunque sea una melodía triste y decadente.


NADA.




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